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  • Foto del escritorDIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ

¿QUÉ CELEBRAMOS EN NAVIDAD?


+ HÉCTOR CUBILLOS PEÑA, Obispo de Zipaquirá

Muchos sabemos qué es lo que se celebra en Navidad; pero, hay también quienes no lo saben. El día de la Navidad, el 25 de diciembre en la misa escucharemos una lectura de la Palabra de Dios, de la carta del Apóstol San Pablo a Tito (2, 11-13) que nos ayuda a conocer más lo que celebramos en Navidad y por tanto a celebrarla mejor y más intensa.


San Pablo nos da unas enseñanzas: dice,


1. “El amor de Dios se ha hecho visible a toda la humanidad…” (v.11): el nacimiento de Jesús en Belén esa noche fue el comienzo de la manifestación de ese amor infinito y maravilloso de Dios que lo llevó a entregar su vida por amor a nosotros en la cruz y la muerte. Todo en Jesús fue darnos a conocer a Dios Padre. Como recién nacido, niño, joven y adulto; a través de todo lo que decía y hacía para hacer el bien. Sin Jesús nadie podría saber de Dios, los hombres de la época de Jesús lo vieron con sus propios ojos y lo escucharon. Hoy esto no es posible para nosotros, pero, para conocerlo y escucharlo tenemos la Palabra de Dios y la enseñanza de los maestros de la Iglesia.


Pero, además para poder ver a Jesús, escucharlo y seguirlo se necesita de la fe que es esa ayuda de Dios para poder reconocerlo como Hijo de Dios y el Salvador.


2. “…para traernos la salvación…” (v.12a): la salvación es llegar a tener una nueva vida. Ella se ha comparado con el amanecer cuando aparece la luz del sol para iluminarlo todo. Esa luz es el amor de Dios, esa claridad son las enseñanzas y el ejemplo de Jesús que tenemos para asemejarnos a Él. Cristo es quién nos salva y hace posible para nosotros una nueva vida. ¿Qué pasaría si en medio de la humanidad no estuviera Jesús? Ya nos habríamos acabado, todo sería destrucción y muerte. Jesús nos hace salir victoriosos sobre toda amenaza y peligro. Con Dios hay amor, paz, alegría, confianza y perdón. En la noche de Navidad aparece la salvación.


3. “…y enseñarnos a vivir en este mundo…” (v.12b): un ignorante fracasa y termina mal. Jesús fue llamado desde el comienzo “Maestro” y eso es también para nosotros. Al maestro se le escucha y se le hace caso, el maestro enseña. En los Evangelios encontramos lo que Jesús nos enseñó; el que aprende triunfa y sobrevive a los desastres, el que sabe vivir sale adelante. Hemos de estar permanentemente aprendiendo de Jesús. Sólo así triunfará la verdad, la justicia, el verdadero amor; es la única manera de ser felices. El recién nacido del pesebre vino para ser nuestro maestro.


4. “… (enseñarnos) a rechazar la impiedad y los deseos mundanos…” (v.12c): el que celebra la Navidad verdaderamente rechaza todo lo que es malo, daña, destruye y ataca violentamente a cada uno. En cada uno hay una fuerte inclinación a alejarse de Dios, a escoger y alcanzar los placeres, los vicios y lo que va contra Dios. Esto es lo que vemos cada día en la historia de la humanidad. Los poderosos y más fuertes buscan aprovecharse de los que son débiles y no tienen nada. Hay que combatir y rechazar en forma decidida. Recibir la salvación es lo más grande que Dios nos da, pero hay que protegerla, defenderla y cuidarla.


5. “…y llevar una vida moderada, justa y religiosa…” (v. 12d): Jesús, el Maestro de vida nos muestra qué hacer y cómo hacerlo. La vida de cada uno ha de ser semejante a la de Jesús que vivió para hacer lo que Dios, su Padre, quería de Él. Los excesos acaban con todo; ellos aplastan, esclavizan, oprimen. Por encima de todo hay que mantenerse aferrado de Dios, haciendo que cada palabra, acción y momento sea del agrado de Dios. Jesús no nació en un lujoso hospital, ni vivió en una casa de estrato 10.


6. “… (llevar una vida) aguardando el feliz cumplimiento de nuestra esperanza: la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” (v.13):al nacer en Belén, el Hijo de Dios apareció por primera vez, y después de resucitar, volvió a su Padre del Cielo no sin antes prometer que volvería por segunda vez a nosotros. A Jesús lo esperamos porque va a regresar. Hemos de esperarlo con gran deseo, sin ningún miedo ni angustia. Esto lo puede conseguir quien vigila y hace las cosas bien, Al volver aparecerá glorioso, victorioso para establecer de manera definitiva la salvación. Todos hemos de suspirar por un mundo sin guerras, ni dolor, ni tinieblas, ni muerte; solo un mundo de completa paz, de amor verdadero. Con la seguridad de que no habrá ninguna posibilidad de volver a morir, ni a sufrir, ni a enfermarse; felices para siempre con Dios Padre, con su Hijo Jesús y con el Espíritu Santo. La noche de la Navidad dio paso para que luego llegara el día sin noche; por eso en el pesebre hubo luz. Que esa claridad de amor y vida llegue a lo más hondo de cada uno y a todos.


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