top of page
Buscar
  • Foto del escritorDIÓCESIS DE ZIPAQUIRÁ

MES DE REVOLUCIÓN

Actualizado: 6 dic 2022

Por: Martha Cuevas Garavito

Llegó diciembre con el adviento y todo su tesoro de tradiciones y momentos de alegría. Algunos también sentirán nostalgia, porque se está acabando el 2022.


Otros quizá están alistando sus propósitos para el año nuevo, evaluando el que termina y planeando cómo van a hacer para que todo aquello que nos habíamos propuesto y no logramos sea una realidad en 2023.


Lo clave aquí es tener claro, que aunque es importante hacer propósitos, las cosas no se darán de un día para otro. Que nosotros no seremos personas diferentes o nuevas el 1º de enero. No vamos a cambiar de un momento a otro. Lo que sí les puedo asegurar es que aquel pequeño niño que está listo para nacer el 25 de diciembre, nacerá y permanecerá cada día del año que viene en nuestro corazón, porque es donde quiere estar. Ese bebé hermoso, Jesús Niño, es el mismo ayer, hoy y siempre.


Y aunque lo veamos pequeño en el pesebre, ese Niño Dios, desde el principio ha estado ahí. Por medio de Él se ha hecho todo y sin Él no se ha hecho nada. Sin importar lo que hagamos, siempre está ahí a nuestro lado, en medio de nuestra familia, a la distancia o cercanía que le permitamos. Porque a veces lo alejamos, o lo escondemos, o no lo vemos; otras, quizá lo olvidamos… y aun así el sigue ahí, desde el principio, nos mira, nos acompaña en la distancia que lo coloquemos y nos espera con paciencia. Su amor infinito con el que nos creó, con el que nos ayudó a forjar nuestro hogar, lo mantiene firme cerca de nosotros. En espera de ser recibido nuevamente.


Por eso, te invito a que cuando hagas el pesebre o la corona de adviento, o cada vez que mires el portal de tu pesebre, vacío, listo para colocar al Niño Dios, imagines las ansias que tiene ese Niño de estar en el centro de tu corazón y tu hogar.


Por eso, cuando hagamos los propósitos del año entrante, hagámoslos en plural: con Jesús, en oración, diciéndole que queremos ser mejores personas, mejores hijos suyos. Y con la claridad de todos esos puntos débiles que conocemos de nosotros, pedirle que nos ayude, por amor a Él a cambiar un poco cada día. Si eres de los que tienes la costumbre de hacer el examen de conciencia a diario, será muy fácil en esa conversación con Dios hablarlo con la claridad del que se sabe imperfecto y necesitado de ayuda. Decía el beato don Álvaro del Portillo: “gracias, perdón y ayúdame más¨.


Perdón, porque quizá el año que pasó es testigo de muchas cosas hechas fallidas. O intentos de cosas, hechas solo con nuestras fuerzas, sin la ayuda de Dios, que no resultaron tan estupendas como creíamos. Dejémonos ayudar más por Dios. No hacer las cosas solos, con nuestras propias fuerzas. Permitamos que Él obre con su gracia en nosotros y con nosotros. Sobre todo, en esta vivencia de familia, como esposos, madres o padres, confiemos en el poder de Dios. Digámosle: “Junto a Ti, Jesús no perderé batallas. Confío en ti Jesús, que no me dejarás. Al final de todo triunfaré contigo y este hogar seguirá el camino hacia Tí”.


El examen de conciencia, es un buen hábito para forjar en nuestros hijos. Cada tarde, o en la noche, antes de acostarlos, ayudarles a ver con preguntas sencillas: que fue lo más feliz de su día, qué cosas le costaron trabajo o no le gustaron; que cosas logró, o no logró, que quisiera hacer mejor o diferente manera la próxima vez o al día siguiente… Y la más importante, la pregunta de oro de cada día, de fin de año y la que nos harán para entrar al cielo: ¿Qué tanto amor pusiste en lo que hiciste? Amor a Dios, a nuestros padres, hermanos, a nuestro esposo, esposa. Porque, como decía San Juan de la Cruz: “en el atardecer de la vida, seremos examinados en el amor”.


Si logramos que este sea nuestro único propósito para el año entrante, será de gran alegría para nosotros y en nuestro hogar. Nos dará mucha paz porque estaremos cumpliendo la voluntad de Dios: “ser santos como nuestro Padre Celestial es Santo” (Mateo 5, 48) y Dios Santo es Amor. Nuestro mejor propósito: amar cada día más, con amor efectivo, activo. Hacer lo mismo que hacemos cada día, pero poniendo en cada cosa más amor.


El Papa Francisco nos lo recordaba en medio de la pandemia, en junio de 2020, cuando proponía la revolución de la ternura: “a no dejar que un solo acto se nos escape sin que esté revestido del amor de Dios”. Como lo describe Catholic link en su página web: la propuesta del papa es revolucionaria porque nos invita a vivir haciendo un esfuerzo por el bien de los demás, a poner cariño en cada cosa que hagamos para que, quien sea que esté a nuestro alrededor se vea beneficiado de nuestro esfuerzo. Nos invita a abrir los ojos al dolor ajeno y a poner el corazón para ayudarles en su situación. Nos invita a amarnos como Jesús nos amó.


Creo que hemos concretado el mejor propósito para el año nuevo: ¡unirnos, junto al Papa Francisco a la revolución de la ternura!


¿Y por qué esperar hasta año nuevo? ¿No es el adviento la mejor época? Es esperando la venida del Niño frágil y tierno, lo que nos anima a ir forjando este hábito de crear en nuestros hogares ambientes de alegría, perdón, esperanza, amor, paz y ternura. Seamos revolucionarios del amor, colocando amor, donde no hay amor y sacaremos amor.


¿Retador este propósito? Sí, total. Hasta se puede pensar que no se puede lograr. Pero con ese pequeño Niño que, no nació hace 2020 años, sino que volverá a nacer, que está vivo: es posible.

Ese pequeño es el Amor hecho carne, la ternura perfecta. Por Él se dividió la historia del mundo en dos. Y por Él tu vida puede tener un antes y un ahora. Por Él, tu familia va a ser una antes y será renovada con su venida.


¡Preparémonos! ¡Ya llega! Está ansioso. Te busca a tí. “Viene POR TI”. Quiere reinar en tu hogar. ¿No es por esto que has colocado un árbol, has puesto luces, adornos, una corona de adviento, un pesebre y muchas decoraciones que hacen tu casa diferente?


Jesús está ansioso de poder llegar a todos los corazones, pero no puede hacerlo sin ti.

¿Qué dices? ¿te unes en esta navidad y en el año que viene, a la revolución de la ternura? ¡Unámonos como familia para cambiar el mundo: El Amor ya llega!

13 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page