top of page
10 de diciembre de 2023

 

​SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
Proclamación y silencio
2. Anunciado por los profetas

Proclamar el texto en forma clara, dando importancia a lo que se lee y con pausas entre cada acción relatada. Dejar tiempo para que cada uno lo lea nuevamente en silencio.

​

Lectura del santo evangelio según san Marcos 1,1-8

Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. 

 

Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».

Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.

Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».

​Reconstrucción del texto

Alguna persona puede relatar el texto de memoria.

 

  1. ¿Cómo estaba vestido y qué comía Juan Bautista? 

  2. ¿Dónde se presentó y qué predicaba Juan Bautista? 

  3. ¿Para qué debió servir el bautismo de Juan?

  4. ¿Quién es más poderoso y más digno que Juan?

  5. ¿Con qué bautizó Juan? ¿Con qué bautizará el más poderoso?

 

Ubicación del texto

 Este texto es el inicio del Evangelio de Marcos en la parte que corresponde a la preparación del ministerio de Jesús donde se destaca el título fundamental de Jesús como Cristo, hijo de Dios.

1. El Mesías, el ungido

En un ambiente hostil para los cristianos, dominado por los romanos, el autor de este texto tiene la valentía de presentar a Jesús al mismo nivel que el emperador romano. Y más aún, su Evangelio, su “Buena Noticia”, no es sólo el aviso de una batalla ganada, sino es ante todo la persona misma de Jesús. “Mesías” significa “ungido” o “consagrado por la unción”, en griego: “Cristo”. Es el título que los judíos dan al Salvador esperado. Y ante todo, Jesús es Hijo de Dios, son dos títulos que anticipadamente manifiestan quién es realmente Jesús. El Evangelio según San Marcos irá desvelando el misterio de la persona de Jesús hasta culminar en la confesión del oficial romano que lo vio expirar. “Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios”. 

El Evangelio, o la “Buena noticia” del comienzo del tiempo de Salvación se inicia con la presencia y la predicación de San Juan Bautista. Su aparición había sido anunciada por los profetas. No es común que en el Evangelio se describan las ropas de alguna persona. Sin embargo en este texto se dice cómo era la vestimenta de Juan Bautista. Es que fue la misma que usaba el profeta Elías (2 Reyes 1,8). La tradición judía afirma que Elías, el mayor profeta de Israel, debía volver en los albores del tiempo de salvación. Jesús mismo da testimonio de que este retorno de Elías se ha cumplido en la persona y en el ministerio de San Juan Bautista (Mt 11,7-15). De esta manera queda claro que Juan Bautista es el mensajero y precursor del Mesías, y Jesús es el Mesías. Juan aparece para desaparecer de inmediato dando lugar a Jesús. Según el Evangelio de San Juan, él mismo dijo refiriéndose a Jesús: “Es necesario que él crezca y que yo disminuya” (Jn 3,30).

​

3. Juan y Jesús

Haciendo una comparación consigo mismo, Juan Bautista deja en claro que Jesús es el más fuerte y el más digno, mucho más digno. El podrá bautizar con Espíritu Santo, mientras que él solamente bautiza con agua. Tanto la fortaleza como el don del Espíritu son atributos del Mesías esperado.  Así lo habían descrito desde antiguos tiempos los profetas.

 

Juan Bautista predica en el desierto. Allí el pueblo de Israel había sido puesto a prueba y purificado, ahora Juan hace una nueva llamada a la purificación y la conversión. Los que lo escuchan representan la totalidad de los pueblos; la acogida masiva de su llamada muestra que es la última y definitiva. Lo central en el anuncio del Bautista es el llamado a recibir un bautismo que acompañe un cambio de vida. Dios ofrece el perdón a todos a cambio de una sincera conversión. Los que lo escuchan representan la totalidad de los pueblos. La acogida masiva de su llamada muestra de que es decisiva; no es una simple réplica de otras llamadas a la penitencia anteriores, es la última y definitiva. Lo corrobora también su estilo de vida que refleja la austeridad y la renuncia que se exigen para prepararse para la venida del Señor.

​MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice esta Palabra?

En este tiempo de adviento, estamos llamados a prepararnos conscientemente a la venida del Señor, entrando en un proceso serio de conversión, de acuerdo con la invitación que nos hace Juan el Bautista.  Por tanto:

 

  1. ¿Qué significa que Jesús el Cristo, hijo de Dios? 

  2. ¿Cómo nos preparamos espiritualmente para la venida del Señor? 

  3. ¿Qué sentido tiene la conversión y qué signo de cambio estamos dando en este tiempo?

 

ORACIÓN: ¿Qué nos hace decir esta Palabra?

 Dispongámonos con mucha fe a elevar nuestra plegaria llena de confianza al Señor, pidiendo la conversión para prepararnos a un nuevo nacimiento de Jesús en nuestra vida. A cada intención respondemos: “Ven Señor Jesús”

 

CONTEMPLACIÓN: ¿A qué nos compromete esta Palabra?

 Contemplemos a Jesucristo que, por medio de Juan Bautista nos está invitando a hacer un cambio en nuestra vida y, de esta manera, con nuestro testimonio, atraer a muchas personas hacia Él en esta Navidad, lo cual será un medio para responder: ¿A qué nos compromete esta Palabra?

 Canto: Bautízame Señor. MPC 47.

17 de diciembre de 2023

​

​TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
​INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo y danos el don de Sabiduría.

Ven Espíritu Santo y danos el don de Entendimiento.

Ven Espíritu Santo y danos el don de Consejo.

Ven Espíritu Santo y danos el don de Fortaleza.

Ven Espíritu Santo y danos el don de Ciencia.

Ven Espíritu Santo y danos el don de Piedad.

Ven Espíritu Santo y danos el don del Santo Temor de Dios.

(Se puede entonar un canto al Espíritu Santo).

 

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Lectura del santo Evangelio según san Juan 1,6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?».
El confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió:
«No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?».
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.

​Reconstrucción del texto

Alguna persona puede relatar el texto de memoria.

 

  1. ¿Para qué vino Juan el Bautista?

  2. ¿Quiénes y de dónde vinieron para preguntar a Juan Bautista quién era él? ¿Qué contestó Juan?

  3. ¿Con qué bautizaba Juan? ¿Por qué bautizaba? ¿Quién iba a venir después de él?

  4. ¿De qué no es digno Juan?

​Para profundizar

1. Él es el rey del universo

Las autoridades querían saber quién era ese predicador que, al otro lado del Jordán, atraía a muchísima gente. La respuesta de Juan es clara. No es ni el Cristo, ni Elías, ni el Profeta. Los tres títulos tienen un significado mesiánico; se creía que el Mesías iba a ser un hijo del rey David; se esperaba que Elías, considerado el profeta más grande, retornara, pero no como el precursor del Mesías, sino como el precursor de Dios. Se lo esperaba como el Mesías sacerdotal.

También “el profeta” era una figura mesiánica; se creía que “el Profeta” iba a traer la salvación en el tiempo último. Por eso, en el Evangelio según San Juan nunca se le da este título al Bautista, pero sí a Jesús (6,14; 7,40). Lo que se esperaba de distintas personas, se concentra en Jesús: Él es el Rey del Universo, el Único Sumo Sacerdote y el Profeta por excelencia. Es el único Mesías, es decir: Cristo. Es el único Salvador del mundo.

​2. Humilde testigo

Todas las respuestas de Juan ponen en claro: “yo no soy importante; yo soy indigno. Mucho más importante que preguntar por mi persona, es preguntar por el Salvador. Yo no lo soy”. Siempre que el Bautista es mencionado en el Evangelio según San Juan, aparece como el humilde testigo de Cristo.

 

Un testigo es alguien que puede hablar de lo que ha visto y oído; él ha escuchado de Dios mismo y ha visto que Jesús es el Hijo de Dios.

 

En el Evangelio según San Juan se habla muchas veces de los testigos. El Bautista no es el único, porque el mismo Dios da testimonio sobre Jesús, también las Sagradas Escrituras; Jesús da testimonio de sí mismo con sus propias obras, y finalmente el Espíritu Santo lo da junto con los discípulos.

 

3. Los santos son testigos

 

Los primeros discípulos hablaron de lo que realmente habían visto y oído, y la mayoría de ellos debieron derramar su sangre por sostener que lo que ellos decían era verdad. Es por eso que la palabra griega de testigo: “mártir”, se aplica ahora a quienes estuvieron dispuestos a morir por defender la fe en Cristo.

 

El número de los testigos de Cristo se va haciendo cada vez más grande. En primer lugar, son aquellos a quienes llamamos "los santos"; ellos han experimentado la presencia de Cristo Resucitado en su propia vida y en la vida de la Iglesia, y por eso pueden hablar de lo que han visto y oído.

MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice esta Palabra?

 

Es importante reconocer que nuestra misión de cristianos católicos es orientar a los demás hacia Cristo. Para dar ese testimonio se necesita que, al igual que Juan, seamos testigos de la vivencia del mensaje del Evangelio. Por tanto:

 

  1. ¿Qué significa ser testigo de Jesucristo hoy?

  2. ¿Hay coherencia entre la fe que profesamos y nuestras actitudes?

  3. ¿Somos la luz que guía a los demás, o por lo contrario, somos obstáculo para que otros vayan hacia Cristo? ¿por qué?

  4. ¿El ejemplo de los santos nos motiva a la conversión a Cristo, de qué manera?

  5. ¿Cómo preparamos el camino del Señor en este tiempo de Adviento, a ejemplo de Juan?

 

ORACIÓN: ¿Qué nos hace decir esta Palabra?

​

 Démosle gracias a Dios por los dones que nos ha concedido en los santos que han entregado su vida por anunciar el Evangelio y pidámosle que nos conceda la gracia, al igual que Juan, de dar testimonio de El en todos los ambientes de hoy.

 

CONTEMPLACIÓN: ¿A qué nos compromete esta Palabra?

​

 Detenerse a pensar por un momento, cómo Jesucristo se acerca a cada uno en esta época de violencia y antivalores, para invitarnos a ser sus testigos auténticos, como luz en medio de las tinieblas; en este sentido, ¿a qué me compromete el texto en la preparación de una Navidad donde reine la paz y la justicia?

 

Canto: Vamos a preparar el camino. MPC 456.

24 de diciembre de 2023
 
CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
​INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, danos el don de Sabiduría.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Entendimiento.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Consejo.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Fortaleza.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Ciencia.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Piedad.

Ven Espíritu Santo, danos el don del Santo Temor de Dios.

(Se puede entonar un canto al Espíritu Santo).

 

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

 

Proclamación y silencio

Proclamar el texto en forma clara, dando importancia a lo que se lee y con pausas entre cada acción relatada. Dejar tiempo para que cada uno lo lea nuevamente en silencio.

​

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1,26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró. Palabra del Señor. 

​Reconstrucción del texto

Alguna persona puede relatar el texto de memoria.

 

  1. ¿Adónde envía Dios al Ángel Gabriel? ¿A quién?

  2. ¿Con quién estaba comprometida María?

  3. ¿De qué descendencia era José?

  4. ¿Cómo saluda el Ángel a María?

  5. ¿Qué mensaje le lleva a María?

  6. ¿Cómo reacciona María al anuncio de que quedará embarazada?

  7. ¿Qué explicación le da el Ángel sobre la concepción de su hijo?

  8. ¿Qué prueba le ofrece el Ángel a María de que para Dios no hay nada imposible?

  9. ¿Con qué palabras María concluye este este encuentro?

 

Ubicación del texto

 Seis meses después de la concepción de Juan Bautista, Dios anuncia la concepción de Jesús por obra del Espíritu Santo. El personaje central del relato es la Virgen María. Por su llamado y su respuesta, María entra a formar parte de los grandes personajes bíblicos que han recibido una tarea particular por el bien del pueblo de Dios.

“María” es la forma griega de “Miriam”, un nombre entonces muy común entre los judíos. Era el nombre de la hermana de Moisés, quien liberó al pueblo de la esclavitud de Egipto. Esta joven Miriam iba a llegar a ser madre de Jesús que liberó al hombre definitivamente de todo mal, incluida la muerte.

 

2. Alégrate, llena de gracia

 El envío del Ángel, o sea: mensajero “que está delante de Dios”, insinúa que iba a tener lugar una revelación divina referente al fin de los tiempos, es decir: la plenitud del tiempo de Salvación. El Ángel Gabriel estaba especializado en esta clase de revelaciones. Su saludo “alégrate” recuerda las palabras de varios profetas para invitar al pueblo de Dios a la alegría cuando lleguen los tiempos de Salvación. En la persona de María se hace presente la comunidad de los tiempos de la Salvación.

 

Cuando se reza el “Dios te salve, María”, se repiten las palabras inspiradas por Dios con que el Ángel e Isabel saludaron a María. La auténtica devoción a María no sólo no aparta de Cristo, sino, al contrario, impulsa hacia Él.

 

Dios había prometido a David que su casa y su reino “durarán eternamente” (2Sam. 7,16). María estaba comprometida con José, descendiente de David y ya se había celebrado la parte legal del casamiento, el “contrato matrimonial”. Por eso, su hijo será considerado legalmente, según la línea paterna, como descendiente de David.

 

Según la costumbre, las parejas ya casadas legalmente, no vivía bajo el mismo techo. La novia seguía un tiempo en la casa paterna hasta que su marido venía a buscarla y llevarla a su propia casa, en la fiesta de las bodas. El Espíritu de Dios estaba presente para realizar la obra de la creación (Gen. 1,2).

​MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice esta Palabra?

Este cuarto domingo de Adviento, el Evangelista Lucas invita a imitar a María como modelo de virtudes para todo cristiano, pues quien sigue a María, sigue a Jesús.

 

  1. ¿Nos sentimos llamados por Dios, al igual que María?

  2. ¿Respondemos con fe, como María, a nuestra vocación cristiana?

  3. ¿Qué significa para nosotros el hacer la voluntad de Dios?

  4. ¿Por qué es importante para el católico la espiritualidad mariana?

 

4. ORACIÓN: ¿Qué nos hace decir esta Palabra?

 

Agradecer a Dios, de todo corazón, por haber elegido a María como madre suya y madre nuestra y suplicarle con fe para que podamos imitar todas sus virtudes de fidelidad, entrega y respuesta generosa a su llamado y ver en ella un medio especial para amar más a Jesús.

 

5. CONTEMPLACIÓN: ¿A qué nos compromete esta Palabra?

 

En un momento de silencio, detenerse a pensar cómo la persona de María está, junto con Jesús, cerca de nosotros, en cada acontecimiento de nuestra vida, para invitarnos a escuchar el llamado que Dios nos hace a ser cristianos católicos auténticos y a responder con generosidad. Por tanto, ¿a qué me compromete este texto, personalmente, en mi familia y en mi comunidad parroquial?

 

Canto: Dios te salve María

​Para profundizar

1. La mujer se llamaba María

 El texto que leemos hoy dice que María vivía en la “ciudad de Nazaret”. De hecho Nazaret fue un pobre pueblito en el norte del país, marginado y despreciado. Una vez más Dios muestra su preferencia por los débiles, comenzando la obra de Salvación desde un lugar humilde.

31 de diciembre de 2023

​

​FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
​INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, danos el don de Sabiduría.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Entendimiento.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Consejo.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Fortaleza.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Ciencia.

Ven Espíritu Santo, danos el don de Piedad.

Ven Espíritu Santo, danos el don del Santo Temor de Dios.

(Se puede entonar un canto al Espíritu Santo).

 

LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2,22-40

Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.
Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».
Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
«Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Palabra del Señor. 

Reconstrucción del texto​

Alguna persona puede relatar el texto de memoria.

 

  1. ¿En qué día llevaron al niño Jesús a Jerusalén? ¿Para qué?

  2. ¿Qué clase de hombre fue Simeón? ¿Qué esperaba?

  3. ¿Qué le había revelado el Espíritu Santo?

 

Ubicación del texto

 Lucas quiso presentar la vida de Jesús en orden y comienza hablando de su infancia en forma sencilla y clara en los Cap. 1 y 2. Los hechos de nuestro texto ocurren 40 días después del nacimiento y están introducidos por el relato de la circuncisión y de la imposición del nombre “Jesús” que había sucedido días después del nacimiento (2,21). Es importante observar que este texto comienza y termina con la misma frase “el cumplimiento de todas las cosas según la ley del Señor” (2,22 y 2,39), frase que sirve de marco de los relatos que son narrados: la purificación y la presentación en el templo (2, 22-24).  Justamente en el momento en que van a comenzar los rituales, dos ancianos piadosos: Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, dan la bienvenida al Mesías y profetizan su futuro.

2. Luz para alumbrar a las naciones

El anciano Simeón, a las puertas de la muerte, tiene en sus brazos toda la esperanza del pueblo de Dios. El antiguo Israel, representado por él, puede ahora descansar tranquilo. Toda su historia termina en la llegada del Salvador. Los años no acabarán con la vida porque este niño trae el triunfo eterno de la Vida, y la salvación es para todos los que esperan, porque Jesús no es sólo gloria del pueblo de Israel, sino luz y salvación para todas las naciones.

 

Pero también es verdad que el pueblo de Israel quedará profundamente dividido con la llegada del Salvador. Pero el profeta Ezequiel habla de que la espada cortará a Israel en dos, dejando únicamente un resto, la parte elegida por Dios, Jesús será signo de contradicción.

 

María representa a toda la Iglesia que lleva en sí toda la gracia del Salvador, pero que también se ha convertido en señal de división y enfrentamiento. Tuvo que pasar por duras pruebas, la más dolorosa en el momento de la crucifixión de su único hijo. Precisamente por haber superado todas las pruebas, ella se convirtió en madre de todos los que creen.

 

3. El niño crecía en todo

 Ana fue de la familia de Aser, es decir “Feliz”. El evangelista la presenta como ideal de la viuda cristiana (ver 1Tim 5,5). Es una auténtica representante de los pobres que con ayunos y oraciones esperaban la salvación definitiva. Por su edad y su larga viudez, podría ser considerada una verdadera desdichada, pero pertenece a “los felices” por reconocer en Jesucristo al Redentor.

 

El niño iba creciendo “lleno de sabiduría”. La palabra sabiduría significa más o menos lo que nosotros llamamos hoy “cultura”. La sabiduría era el ideal de los escribas y de los doctores de aquel tiempo, a los que agradaba llamarse precisamente “sabios”. El evangelista, con su repetida mención de la sabiduría de Jesús (2,40.52; 7,35; 11,31), quiere dejar en claro que el verdadero sabio es Jesús. 

 

MEDITACIÓN: ¿Qué nos dice esta Palabra?

 En esta fiesta de la Sagrada familia, meditemos en la unidad de José y María que llevan al niño a presentarlo en el Templo.

 

  1. ¿Qué virtudes de la familia de Nazaret debemos imitar?

  2. ¿Somos conscientes de las actitudes contradictorias de nuestras familias? (Separaciones, unión libre, aborto, desprecio, falta de perdón...) ¿Qué estamos haciendo para superarlas?

 

ORACIÓN: ¿Qué nos hace decir esta Palabra?

 Orar por las familias que sufren las consecuencias de la violencia; por aquellas donde los intereses han acabado el amor; por los hijos que sufren a causa de la separación de los padres; por las familias que carecen de lo necesario para vivir; por las parejas de hoy, para que valoren el matrimonio por la Iglesia Católica, y por nuestra propia familia.

 

CONTEMPLACIÓN: ¿A qué nos compromete esta Palabra?

 Contemplar a Jesús, María y José como una familia unida, ejemplo y modelo para los hogares de hoy. ¿A qué nos compromete este texto, como padre, madre o hijo para que haya familias auténticamente cristianas católicas? Ejemplo, oración, perdón, eucaristía, diálogo, perdón, colaboración, etc.

Canto: Estoy pensando en Dios. MPC 195.

Para profundizar

​

1. Y fue presentado en el templo

 Entre los judíos existía una ceremonia de purificación por la que debían pasar todas las madres 40 días después de haber dado a luz a un hijo varón. Pero el texto original del Evangelio no habla de la purificación de María, sino dice que cuando llegó el tiempo de la purificación de ellos, llevaron al Niño Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor. Hay que recordar que uno de los profetas, Malaquías, había anunciado que el Señor “entra en su templo”, y entonces quedarán purificados los sacerdotes y los sacrificios (Mal. 3,1-5). Lo que en primer lugar le interesa al evangelista es la entrada del Niño Jesús en el templo de Jerusalén, mostrando así que con este hecho se ha cumplido la esperada purificación del sacerdocio y de los ritos del Antiguo Testamento.

bottom of page